miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las Puntas y la vecina del Este: Piriápolis

A 100 kilómetros de la capital de Uruguay esta Piriápolis. La película uruguaya Whisky, del 2004, da algunos tips de cómo es realmente. Con viejos y enormes hoteles, Piriápolis se detuvo en el tiempo, lo que no deja de tener su encanto. O quizás sea este su atractivo. Con playa vista desde la bahía en el cerro Inglés, tiene un castillo -el Castillo de Piria- mandado a construir por Francisco Piria, fundador de esa y muchas otras ciudades de buena parte de la costa uruguaya. Dentro del castillo, muebles y objetos de uso propio reverencian y cuentan la historia del mecenas.



Piriápolis es vecina de la famosa Punta del Este, esa especie de Ibiza que, algunos hasta se olvidan, está en Uruguay. Un clima de "hay que pasarla bien" domina la ciudad. Como en ritmo de vacaciones en Brasil, despertar a las 3 de la tarde y almorzar a las 8 de la noche es, puede decirse, adecuado allá. La ciudad explota en el verano, cuando el sol parece no querer irse nunca. Pero es agradable en cualquier época del año. También hay otros sitios, u otras puntas, para recorrer, como Punta Colorada y su playa rocosa llena de trapiches (muelles), o Punta del Diablo, aquella típica villa de pescadores con orillas coloridas por las casas y por barcos de pescadores que agradan a todos. En el medio esta la playa de La Paloma, ideal para toallas, protector solar y libros del escritor Mario Benedetti, uno de los superhéroes uruguayos. Imponente, el faro local nos marca el paso: cuándo amanece, cuándo oscurece.



Si llegas a Punta Colorada, no dejes de pasar por Punta Ballena. Además de su increíble vista con el skyline de Punta del Este de un lado, es el lugar en el cual se encuentra en Hotel Club Casapueblo, aquella mansión blanca que es una postal uruguaya. Originalmente residencia del pintor Carlos Páez Vilaró, hoy también funciona como galería de arte y hotel. Vilaró vive allá y congracia diariamente con los huéspedes.



A 140 kilómetros de Punta del Este esta el Cabo Polonio. Sin luz, sin acceso a autos convencionales, en el medio de las dunas... Es un lugar especial. Para llegar es necesario tener una camioneta adaptada. Cabo Polonio no es mucho más que una punta rocosa incrustada en el medio de una larga faja de dunas. Al lado del faro está la reserva de lobos marinos.

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